Los naranjos crecen mejor en suelos homogéneos, con cierta profundidad y que eviten condiciones de asfixia aunque está presente en casi la totalidad de suelos agrícolas y de climas tanto áridos como húmedos. La temperatura mínima es el factor limitante, aunque el efecto nocivo depende la variedad, el porta-injerto y la latencia de los pies, la temperatura mínima absoluta y su duración. Las técnicas culturales empleadas acorde a las características de cada explotación condicionan la gestión de la fertilidad del suelo y la obtención de producciones de calidad. El mejor régimen de nutrición mineral para las naranjas incluye el uso de fertirrigación con fertilizantes totalmente solubles y fertilización foliar. Se utilizan fertilizantes de liberación controlada en el hoyo de plantación durante la plantación de los árboles jóvenes.