Las coníferas por su estacionalidad están presentes principalmente en las regiones templadas y boreales del planeta, aunque existen especies que habitan los trópicos y sub-trópicos. La presencia y desarrollo de una especie viene marcado por su estación. En silvicultura, esto incluye factores climáticos (pluviometría, temperaturas, viento, luminosidad,…), edáficos (profundidad, permeabilidad, fertilidad,…) o fisiográficos (altitud, pendiente o exposición). Las coníferas más habituales en nuestro entorno son los pinos (Pinus) pero también los cipreses (Cupressus) y los abetos (Abies). Para su mejor desarrollo requieren textura de suelo francas en general. Especies como el pino rodeno, el gallego o el piñonero prefieren específicamente texturas franco-arenosas o arenosa-francas mientras que el pino salgareño, el radiata o el pino carrasco prefieren texturas franco limosa-arcillosas. Las recomendaciones habituales son válidas para terrenos donde el pH se encuentre entre los intervalos 4,5 a 7,5 (suelo normal), en caso contrario, se considera que el suelo es ácido o bien alcalino, por lo cual, el fósforo se encuentra bloqueado y hay que aplicar un análisis alto en fósforo. En caso de suelos con irregularidades hídricas importantes deberán realizarse las tareas culturales oportunas para fomentar mejor el sistema radicular.