La frambuesa es un cultivo que necesita altos niveles de nitrógeno, tanto para el crecimiento del fruto como el de la planta. Las necesidades de suelo, clima y agua son similares a las del cultivo fresa. La zona de producción más adecuada se sitúa en los terrenos arenosos de la costa, profundos, drenados, ricos en materia orgánica y con pH oscilante entre valores de 5,5 y 6,5. La frambuesa precisa de suelos sueltos, no compactos, ya que su sistema radicular no tolera los encharcamientos de agua. En cuanto a aportaciones de agua, la frambuesa tiene unas necesidades ligeramente inferiores al cultivo de fresa. Posee un sistema radicular superficial, concentrándose en los primeros 30 centímetros de profundidad, por lo que es muy susceptible al estrés hídrico. El frambueso prefiere aguas blandas, aunque tolera algo su salinidad. El óptimo de los valores de conductividad eléctrica para el frambueso se sitia entre 0,2 y 0,8 milisiemens/cm. La frambuesa prefiere ambientes frescos, ventilados y con alta humedad relativa y no es muy exigente en horas frío-invernales requiriendo anualmente un mínimo de 700 horas-frío. Es bastante resistente a las bajas temperaturas invernales y a los fuertes calores estivales. Es una planta muy sensible al encharcamiento, sobre todo si se producen periodos de lluvia durante la madurez de la fruta. Sus necesidades se sitúan en torno a 700 y 900 mm.