Este cultivo necesita temperaturas templadas (en torno a 29 °C durante el día) y mucha iluminación. Se comporta mejor en suelos arenosos u orgánicos bien estructurados. Puede tolerar un suelo ligeramente ácido con valores de pH superiores a 5,5 y es sensible a la salinidad. Es muy importante prestar atención a los niveles de nitrógeno, ya que una deficiencia de este elemento puede deformar los frutos. Las plantas de pepino demandan grandes cantidades de potasio y calcio. La proporción de calcio necesaria es similar a la de nitrógeno, pero se requiere aproximadamente un 80 % más de potasio.